¡ADVERTENCIA!

No se tolera ni acepta la coercion, el sexo forzoso, la pedofilia ni ninguna otra forma de depravación, delito sexual y/o acto contra la integridad fisica, sexual, moral y/o psicologica de las personas.

En este blog se considera el sexo como una actividad humana que, como mínimo, debe ser un juego, placer y divertimento entre personas adultas, en completa libertad y discernimiento.

Todos los relatos son ficticios. Todos los personajes, aunque no se aclare, son mayores de edad (18 años o mas) y acceden a los actos sexuales en completa libertad.

Todas las fotos que se suben pertenecen a mujeres adultas. Actrices, modelos y celebridades profesionales. Las mismas se usan solo a fines ilustrativos de los relatos.



Cookies

Este blog hace uso de cookies (galletas informáticas) que se instalan en la PC del usuario. Esto con el único fin de mejorar la navegabilidad.

Al ingresar a este blog se da por echo que acepta dichas condiciones.

viernes, 18 de marzo de 2016

Zofia Prisionera y Maniatada 2


La sesion de sexo entre Claudio y Zofia sigue. Ahora con mas correas, collares y nalgadas.

Claudio abrió, de una patada, la puerta de la habitación. Las ventanas cerradas le hacían que la misma estuviera bastante oscura. Sobre su hombro, como si fuera una bolsa, cargaba a Zofia. Con la boca tapada, las manos atadas detrás de la espalda, sin bombacha/bragas ni calzado.
Zofia dio un vistazo a la habitación. Junto a la puerta una mesa con unas correas, pañuelos, esposas y unas cajas. Contra la pared de la izquierda, apenas entrar, una cama y al lado una colchoneta en el suelo. La pared de enfrente estaba, en una gran parte, acolchada y tenia clavada una serie de argollas y barras horizontales y verticales. Contra la pared de la derecha, en frente de la de la cama, había un potro de gimnasia. Y en el suelo del centro varias argollas y, también, en la sección del techo encima.
Claudio le desato las muñecas. Solo para llevarla al centro de la habitación, hacerle levantar las manos y volvérselas a atar pasando la correa por la argolla del techo. Después hizo lo mismo atándole los tobillos y pasando la atadura por una argolla del piso.

La rubia estaba totalmente a merced de su compañero. De pie, con los brazos extendidos e incapaz de moverse.
Claudio se paro delante de el y, mientras le tocaba los pechos, dijo “Ahora si que estas a mi merced”. Acto seguido le quito la mordaza y beso los labios. Se ubico detrás de ella.

-Veamos que tenemos aquí- Le toco el trasero-mmm...me gusta-Le metió la mano debajo de la falda y le apretó y pellizco las nalgas-¿Te gusta?-Ella asintió. Le daba cosquillas.

Al momento paso a tocarle el pubis, también metiendo la mano bajo la pollera.-A ver si esta húmedo-Introdujo un dedo dentro de la vagina, haciendo gemir a Zofia.-Todavía no.

Se ubico delante de ella y apoyo sus manos sobre el pecho.-¿Sabes? Tengo ganas de probar tus pechos- La chica se pregunto como lo haría ya que estaba atada y con la remera puesta, tendría que desatarla para quitársela.
No fue necesario. Ya que se dirigió a la mesa para tomar unas tijeras, y como si nada, cortarle la remera verticalmente y después en torno a los brazos para dejarle el torso descubierto. Acto seguido le quito el corpiño/sosten. La rubia hizo un sonido de protesta por su remeras echa jirones a lo que su compañero respondió que “No te preocupes. Te comprare otra.
Dedico un buen rato a acariciarles los senos, morderlos y succionarlos con fuerza. “Tienes unas tetas ricas. Pero pueden saber mejor.”. Se retiro y volvió un momento después con un recipiente...tenia chocolate liquido. Derramo un poco en los pezones. La chica sintió el frió del dulce y los pezones poniéndose duros. Después la lengua de el retirándole el chocolate y mojandolos con su saliva. Le daba calor y la iba excitando.
De un tirón le bajo la falda para después cortarla con una tijera. Ahora le debía remplazar dos prendas. Le quito la mordaza de la boca. Con lo que ella pudo hablar.

-La verdad que estoy a tu merced Claudio.
-Cierto. Pero de ahora en mas te comportaras como mi prisionera y yo seré tu carcelero, Amo o lo que se te ocurra. Pero quien esta al mando aquí soy yo.
-Como tu quieras Mi Amo y Carcelero.

El Carcelero volvio a bajar su mano hasta el pubis de la Prisionera para masturbarla mientras le chupaba las tetas. Ella gemía (“Si, si, si...ah, ah, ah”) y se humedecía mas. Saco el dedo de dentro de ella y lo lamió (“Tienes un sabor fuerte”). Volvió a introducirlo dentro de la vagina, para sacarlo, y hacer que la Sumisa probara el sabor de su propio sexo.
Cuando llevaba un buen rato masturbandola le desato las muñecas y pies. Ella agradecida ya que empezaba a molestarle la posición.

-Al piso Perra-Le ordeno. A lo que obedeció. Para que el le pusiera un collar al cuello y una correa.

Dio un pequeño recorrido junto a cada objeto de la habitación. El Carcelero de pie explicando cada cosa y la Prisionera moviéndose en cuatro patas guiándola con la correa.
-Te dire para que es cada cosa.-Señalo en dirección a la cama-La cama es para hacer el amor en forma mas “convencional”. Y la colchoneta para cuando, de ganas, de hacerlo en el piso. -Al pasar junto a la mesa- En la mesa hay un monto de juguetitos con los que nos divertiremos. Y el potro y las pared acolchada para tenerte bien sometida.

-¿Que haré contigo? Hay tanto para elegir. Y esas tetas lindas que tienes.
-No es mi culpa ser tan linda.
-Presumida.
-Jajaja.

El Amo se quedo pensativo por un rato hasta que por fin se decidió. Hizo que la sumisa recostara su torso, boca abajo sobre el potro de gimnasia, con los pies en el suelo. Y ato las muñecas al potro. El contemplo como quedaba expuesto su trasero y vagina.
Se ubico al lado de ella y comenzó a darle nalgadas.

-¿Sabes por que te doy nalgadas?
-Ah...no...ah...ah...
-Para castigarte por las, seguro, muchas cosas malas que has echo en tu vida.
-¡Si!...ah...soy una chica...ah...muy mala.
-Exacto. Una guarra entregada. ¡Confiesalo!
-¡Siii! Castigame...ah...asi...ah...ah...ah...porque soy una puta...ah...una perra...ah...una zorra...ah...

Claudio azotaba, con la mano, una nalga a la vez y alternando cada tanto. Zofia gozaba con el juego de ser “castigada”.

-Eres muy mala.
-Soy muy mala.
-Puta.
-Soy una puta...ah...soy tu esclava...ah...castigame...ah.
-¡Soy tu amo!.
-Soy tu sumisa...ah...¡hazme tuya!...ah...¡soy tuya!.

El se excitaba y ella se humedecía. La Esclava alcanzo a ver como se abultaba bajo su pantalón. De pronto el grito “¡No aguanto mas!” .
Para acto seguido bajarse la ropa y dejar al descubierto su pene erecto y firme (por segunda vez). Y por segunda vez la penetro por la vagina. Esta vez con mas fuerza, apoyándole las manos en la parte baja de la cintura. Mientras le gritaba lo puta que era y ella le daba la razón.
Evidentemente estaba tan excitado que no tardo en acabar y, por segunda vez, derramar su semen dentro de la vagina.

Cuando se separo de ella la desato. Zofia noto como sudaba su frente y suspiraba. Ella, entre risas comento.

-Jajaja...No esperaba que pudieras eyacular dos veces en tan poco tiempo.
-Es que eres una muy buena perra.
-Lo hago lo mejor que puedo. Ahora mismo tengo el corazón a mil, ardo por dentro y los pezones bien duros- Había entrado en calor y sentía su corazón golpeando con fuerza dentro de su pecho. Todavía le quedaba energía para mucho mas.
-Bien. Pues ahora seras aun una mejor perra.

Se volteo y fue hasta la mesa donde tomo algo. Para volver con las manos detrás de la espalda. Beso los labios la chica. La mujer cerro sus ojos para enfocarse en los labios de el.
Cuando el beso termino supo que llevaba detrás de la espalda. Un bozal, de esos que son una bola con correas. Se lo puso en la boca. Lo miro algo sorprendida (o eso pareció ya que el objeto resaltaba sus ojos).

-Ahora seras una mejor Perra...y Esclava-Mientras la tomaba del brazo y la llevaba contra la pared acolchada. Donde le ato las muñecas y tobillos en las argollas con el pecho contra la pared.

Cuando por fin estaba inmovilizada algo que se asemejaba a una fusta.


-Ahora si que estas a mi merced y que eres toda, toda mía.


jueves, 10 de marzo de 2016

La Profesora de Piano 2

Anteriormente: La Profesora de Piano

Maria, la profesora de piano, y Ana, su pupila, vuelven a entregarse al placer entre mujeres.

Otra semana, otro día y otra lección. Cada tecla que tocaba era una nota que emitía. Cada nota era parte una partitura. Una partitura para una música que invadía el departamento.
Al llegar al final la música acabo y reino el silencio por un instante. Hasta que lo invadió el sonido del aplauso de una única persona.

-Muy bien Ana lo has echo bien-Felicito Maria a su querida alumna.
-Gracias profe...Maria-Dijo La aludida sonriendo tímidamente.

Hacia solo dos semanas que habían echo el amor por primera vez. Durante siete días no habían tenido contacto alguno. Tiempo en el que Ana dudo de volver a las clases. Tomo la decisión, tras mucho meditarlo, de faltar a la clase de la semana anterior. Con la idea de cortar y no ver mas a María. A pesar del maravilloso sexo y la complicidad se sentía rara, culpable y en falta.
Al dia, la veinteañera, recibió un correo electrónico de su profesora (para ella ex-profesora) con las simples dos palabras de “Vuelve Ana”.
Esas solas palabras la hicieron gritar de alegría y casi saltar. Tanto que su hermana le pregunto que le pasaba. No pudo contenerse y la abrazo con fuerza mientras le decía “Maria me quiere de vuelta, Maria no me corto, ¡Maria me ama!”.
A ella no pudo evitar contarle de los sucedido con la profesora. Después de que la hallara, tras varios minutos, de estar sentada con las piernas apoyadas en el pecho y mirando el mismo metro cuadrado de pared blanca.
En cambio a sus padres no les habia contado. No por que fueran a rechazar su homosexualidad. Si no que, como a todos los padres, les costaría asimilar la idead de que su “pequeña princesa” tenia algo llamado “sexo”.

La joven (mas bien “la mas joven” ya que la profesora aun lo era) vivió con gran ansiedad, cada uno de, los seis dias antes de poder volver a ver a su profesora.
Normalmente demoraba cinco minutos en bañarse. Pero la noche anterior había demorado quince. Mientras estaba debajo de la ducha no pudo evitar bajar su mano hasta su pelvis. Cerro los ojos he imagino la sonrisa de la mujer, su belleza, delicadas manos y su abultado pecho, mientras se masturbaba debajo del agua cálida. Fue un orgasmo delicioso.

Con la clase ya concluida Maria invito a Ana a tomar te. Ambas se sentaron en el sofá mientras, entre sorbos, charlaban de temas mundanos (el clima, la política, la música).
Al terminar la pupila se desperezo. Por lo que su maestra le suguirio que se recostara. Ella lo hizo recostándose...en las piernas de la otra mujer. Durante un rato la treinteañera se dedico a acariciar el rostro y cabello de la veinteañera.

Cuando la alumna tenia los ojos pesados, teniéndolos mas tiempos cerrados que abiertos, la profesora tomo una de las tazas de te vaciá y la miro. Levanto una ceja como si hubiera descubierto algo.

-No le puse leche al te-Comento la mujer.
-Mmm...-Fue todo lo que respondió la chica.
-¿Te gustaría un poco de leche?
-Mmm...si...no estaría mal-Levanto su mano y la apoyo en el pecho izquierdo de Maria.

La maestra le siguió el juego a su pupila. Abriéndose la camisa y quitándose el corpiño/sostén (que termino tirado en el suelo) dejando al desnudo su pecho izquierdo.
Tras contemplarlos un momento, mientras le subía la temperatura, Ana se acerco y se prendió, con la boca, al seno como un niño al de una madre que le amamanta. Chupaba y apretaba con la boca. No salia leche...¿pero que importancia tenia?
La mujer se acomodo mejor. Tomandola entre sus brazos y apoyando su mano izquierda en la nuca de la chica. Tras un rato desnudo su otro su otro seno. Sus pechos eran de talla generosa, blandos y de grandes pezones.

-Ahora el otro-Le pidió Maria a Ana con suavidad. Ella obedeció y se prendió al otro pecho.

La mujer echo la cabeza hacia atrás y cerro los ojos. Sentía como le chupaba y lamia el pecho. Recorriendo con la lengua alrededor del pezón. Empapando en saliva. Sus labios y alientos eran cálidos. Sus manos tibias le tocaban y apretaban ambos pechos.



A cada segundo que pasaba su vagina se humedecía mas. Se excitaba mas. Empezo a gemir y a decir el nombre de su alumna-amante “Ana, Ana, Ana,...”.
No pudo resistir bajar una hasta debajo de la bombacha/bragas de su pupila para masturbarla. Al comenzar se prendió a su pecho con mas intensidad y apretujar, ambos, con mas fuerza.
Maria bajo la mirada y se cruzo con la de Ana, cargada de lascivia. Mientras la mano derecha de la mas joven le tomaba el pecho izquierdo y la boca con la aureola y piel de alrededor dentro. Mientras la mujer la masturbaba.

Cuando la maestra llego al orgasmo apretó con fuerza el pubis de su pupila. Ella grito un poco. Se dio cuanta del orgasmo de la mas joven cuando esta, de repente, hundió su rostro entre sus senos gimiendo.
Cuando el éxtasis, de ella, había acabado quito la mano de debajo de la ropa interior de su amante. Noto que los dedos estaban y los chupo.
Ana aun tenia la cabeza hundida entre los pechos de Maria. Con la máxima suavidad y lentitud del mundo le separo el rostro de su pecho. Dedicaron un rato a mirarse para después unirse en un beso.

Se besaban con intensidad. Una se sorprendió al sentir la lengua de la otra dentro de su boca, y le correspondio. Se abrazaron con fuerza y acariciaron la una a la otra.
Ana corto el beso, solo lo suficiente, para abrirse la prenda superior y tirar su corpiño/sosten al costado. Quería sentir sus senos contra los de Maria. Pecho contra pechos, latidos contra latidos, calor contra calor, mujer contra mujer.
Se siguieron besando mientras cada par de manos recorría, de arriba a abajo la espalda de la otra. El corazón les latia a mil a ambas.
En el ultimo momento la maestra-amante tomo con fuerza el rostro de su pupila-amante. Le dio un beso tan largo que casi la dejo sin aire. Cuando el interminable beso acabo juntaron sus frentes y cerraron los ojos. Solo se escuchaba la respiración de las dos.

Maria por fin hablo.

-Nunca, nunca jamas creas que puedo llegar a estar molesta contigo.-Ana abrió los ojos y miro sus bellos ojos, su hermosa mirada-Eres tierna, eres amorosa, eres dulce, eres amable, eres inteligente, eres tan buena. Me gusta charlar contigo. Me gusta escuchar tu música. Me gusta tanto ser tu profesora. Me gusta tanto tenerte cerca...Me gustas tanto.-Remato esas palabras con otro beso en los labios.
-Vos también me gustas.-Respondió la pupila-Digo lo mismo de vos... Y me gusta ser tu amante y me gusta hacer el amor con vos.
Se sentaron lado a lado abrazadas, con sus pechos desnudos y el cabello revuelto.
-¿Sabes una cosa Ana? Después de tu turno tengo mas alumnos. Pero hoy decidí decirles que no iba a poder darles clase.
-Claro. Ibas a estar muy, pero muy, ocupada.
-Si quieres puedo pasarte al ultimo turno. Tendremos todos los días, después de clase , solo para nosotras dos...¿Que te parece?
-La verdad que no...Me queda bien este horario, no tengo ganas de tener clases mas tarde. Ademas no quiero que hacer el amor, con vos, se vuelva una rutina horaria, como una clase.
-¿No te gustan mis clases?-Pregunto sorprendida la mujer.
-¡¿Que?! Obvio que me gustan tus clases. Pero me gusta mas hacer el amor-.
-En ese caso lo haremos mas desectructurado.
-Como tiene que ser. El sexo debe ser sin rutinas ni reglas.
-Detalle...entre vos y yo habrá una regla al tener relaciones.
-¿Cual?-pregunto la chica levantado las cejas.
-Que la pasemos muy bien las dos.
-Jajaja.
La profesora de piano paso una brazo por detrás de los hombros de la joven. A lo cual ella apoyo la cabeza en el hombro de ella y Maria su cabeza sobre la de Ana.-La proxima ves que nos veamos, si podemos, me gustaría hacer el amor en la ducha. Bajo la lluvia de agua caliente.
-¿Después de que me enjabones?
-Por supuesto
-¿Sexo oral?
-También.
-En ese caso mas me vale estar atenta a mi correo electrónico-Dijo en tono jocoso.


Maria le dio un beso en la mejilla a Ana. Apoyo su frente en la cabeza de ella. Y dedico el siguiente rato a oler el aroma perfumado de su cabello.

lunes, 7 de marzo de 2016

La Donación 3

Previamente: La Donación 2

Ahora la enfermera, de 110 centimetros de senos (talla 36DD), recibe una grata sorpresa en el ascensor. Un sexo anal inesperado.

Otro día mas termina en la clínica. La enfermera; de cabello negro corto, arrebatadora sonrisa y pechos generosos; se disponer a terminar su día de trabajo. Tras realizar un papeleo final en su escritorio se dispone a volver a su casa. Como no tiene, ni ganas, de hacer el camino por las escaleras, para bajar a la planta baja, decide usar el ascensor.
Sube en el tercer piso y comienza a bajar hasta la planta baja. Se detiene en el segundo piso y entra un hombre. Se para a su izquierda. Ella lo mira un instante, lo conoce, se llama Alberto. Es un hombre de unos treinta años, calvo y algo fornido. A la mujer le parece guapo. Mas de una vez, le pareció, que el le miraba con atención.
El ascensor vuelve a ponerse en movimiento hacia abajo. Pocos metros después, cuando esta a la altura del primer piso, Alberto, de repente, pasa un brazo por delante de ella y oprime el botón para detener el ascensor.
Ella lo mira extrañada mientras levanta una ceja. El gira la cabeza y le dice:

-¿Crees que no se de las “ayuditas” que les das a los voluntarios, para donar?-
-Esas son cosas que dicen las malas lenguas-
-Mmm...Pues las malas lenguas dicen, también, que tienes una lengua traviesa- Ella no pudo evitar sonrojarse. El se dio cuenta.
-Creo que te atrape-

Acto seguido le paso la mano por la nuca, y mientras la bajaba por su cuello y espalda le decía:
-Si eres tan generosa con otros. ¿Por que no serlo con tu buen, compañero de trabajo, Alberto?-.
Ella se limito a no decir nada. Con lo que el se ubico detrás y apoyo las manos en sus hombros.
-A que si-. Mientras bajaba sus manos por los brazos de la mujer.
Hizo que se girara para ubicar la de frente al espejo del ascensor. Ahora podía ver el rostro cargado de deseo y “travesura” del hombre.
-¿Veamos que tenemos aquí?-Pregunto mientras le desabrochaba la camisa y bajaba el corpiño/sostén. La enfermera sintió el miembro de el, endureciéndose, contra su trasero cuando sus senos quedaron a la vista. Dos generosos pechos, redondos, firmes y de 110 centímetros de talla

-Tienes lindas tetas. Pero lo que mas te gusta es tu trasero-El hombre tomo un glúteo de ella con la mano, y comenzó a apretarlo con suavidad y erotismo. La mujer cerro los ojos por el gusto. Gimió cuando le tomo ambos y los acaricio a la vez.
-Si.Siii...Mmm me encanta tocarte. ¿Te gusta?-La enfermera asintió.
Metió las manos debajo de su pantalón y continuo acariciándole los glúteos. Le dabas cosquillas con sus dedos tocándole las nalgas. Después le bajo el pantalón. La excitación, por la expectativa, aumento aun mas cuando escucho el sonido del cierre del pantalón de Alberto. Giro la cabeza y pudo ver su pene, firme y erecto al descubierto.
Comenzó a frotarle el miembro contra las nalgas. La mujer apoyo la frente en el espejo y lo empaño con su aliento mientras gemía. El pene erecto y firme pasando entre sus glúteos.
Cerro los ojos cuando el le bajo la bombacha/bragas. Sabia lo que venia. La empujo contra el espejo. Sus pechos se aplastaron contra el vidrio. Entre la espada y el.
Le rodero la cintura con los brazos y la penetro...Analmente. Primero lo introdujo, muy lentamente, hasta el glande y lo saco. En la segunda introdujo un poco mas antes de sacarlo. Recién en la tercera introduzco, casi, todo su miembro.
A partir de ese punto no se detuvo. Al principio lentamente, moviendo su cadera de adelante hacia atrás, y después mas rápidamente. Para el hombre la sensación era del cálido ano envolviéndole el pene. Para la mujer eran dos cosas a la vez. Detrás el calor del pene dentro de ella y, delante, el frió vidrio sobre el que estaba apoyada. Enfriandole el rostro y endureciendole los pezones.
La enfermera emitía un gemido con cada penetración. Con cada estocada de ese miembro duro y firme dentro de su trasero. Escuchaba su respiración y las cosas que le decía al oído (“Que lindo culo”, “No puedo creerlo”, “Por fin eres miá”). El área del espejo, en torno a su boca, se empañaba con su respiración.

Ella solo hablo en tres momentos. La primera para, en modo de broma, advertirle que “Solo se... se puede do...donar semen en...reci...recipientes...mmm...recipientes estériles”. A lo que el respondió “Estoy donando...Pero directamente dentro de tu culito”. La segunda vez, muy a su pesar por que quería que ello durase por siempre, “Tienes que apu...apurarte o...o nos descu...o nos descubrirán”. Por lo cual aumento el ritmo mientras la tomaba de la cintura. Y la tercera vez:

Mas rapido...mas rapido...asi...quiero sentir tu...tu pene dentro mio...¡Mas fuerte!...No te detengas!...¡Tu culo es mio!...Si. ¡Si!, ¡Siii!...¡Rompele el culo!...¡Soy tu perra!...¡Asi!, Asi!, ¡Asi!, ¡Si!, ¡Si!, ¡Si!, ¡Siii!”. Fue en ese momento cuando Alberto exploto y juntos gritaron de placer. Mientras derramaba su semen, cada gota, dentro de su culo.

Cuando se separaron la enfermera se quedo por un momento con el rostro y el pecho apoyado sobre el espejo. Dio un paso atrás y contemplo el vidrio empañado y con gotas de saliva donde había apoyado el rostro. Sus tetas estaban frías y sus pezones duros. Ambos estaban algo agitados.
Se levanto la bombacha/braga y el pantalón y cerro su camisa. A Alberto, tras subirse el la ropa, decidió regalarle su corpiño/sostén (“Como recuerdo por haberla pasado tan bien”). Aunque al hombre se le había acabado la erección, tras eyacular, tuvo otra, pequeña, al ver los pezones marcados de ella bajo la ropa.
Rápidamente volvieron a poner en marcha el ascensor. Mientras bajaba hasta la planta baja la mujer tomo a su compañero con fuerza y lo beso. Lo beso con intensidad y hasta jugueteo con su lengua recorriendo la boca de el, y tocándole la lengua.

Al salir a la planta baja volvieron a besarse con la promesa de otro encuentro, mas intimo.
La dama se dirigió rápidamente al baño de mujeres. Se contemplo en el espejo;.por la excitación sexual, el nerviosismo de poder ser descubiertos, y el estar aprisionada entre un hombre y un espejo; estaba con el rostro empapado de sudor. Se lavo la cara. No dejaba de mirarse el rostro mientras lo recorría con sus dedos. Hasta estaba algo sonrojada.
No recordaba una sesión de sexo anal tan breve e intensa a la vez.

Se acomodo un poco mejor la camisa y se aliso el cabello con las manos. Dedico unos segundos, algo obsesiva, a sacarse cualquier pelusa o eliminar cualquier arruga de la ropa.

Al salir del baño, mientras se dirigía a la salida, no pudo evitar esbozar una gran sonrisa. Y, al salir a la calle, no pudo evitar, tampoco, comenzar a reír con ganas y alegría.