La Compañera (Jordan Carver).
Una mujer de belleza exquisita le da una explosiva compania a un afortunado
En el pasillo del bloque de
apartamentos solo se escuchaban unas pisadas. Una mujer que llevaba
puesto un lindo vestido sexy vestido corto, que dejaba al descubierto
las piernas, y unos zapatos de tacón, que sonaban con cada
pisada. Caminaba en solitario y solo el ruido de sus tacones, al
tocar el sueno, era lo que se oía en todo el pasillo.
Tras caminar unos metros se detuvo
ante la puerta de entrada de un apartamento y toco el timbre.
Mientras esperaba se alis el cabello con las manos y quito cualquier
pequeña suciedad que viera. Una actitud algo obsesiva para estar los
mas presentable posible.
Cuando se abrió la puerta la recibió
un hombre de unos 30 años; remera blanca, vaquero, lentes sin marco
y unas comunes zapatillas deportivas; educado, buena persona, algo
intelectual, un poco sociable y un viejo conocido de ella.
El la recibió con un beso en la
mejilla, ella le respondió con un cálido abrazo. Mientras La
Compañera (uno de sus seudónimos) se acomodaba el buen señor la
contemplaba. Era rubia, de rostro sensual y pechos de unos 110 cms de
busto (39HH según un sistema de talles de corpiños/sostenes). La
sexualidad que emitía y sus enormes pechos redondos, mas el escote
de su vestido, la volvían algo explosivo, imposible de no desear.
El ya quería tomarla, recostarla boca
abajo sobre una mesa, subirle el vestido y penetrarla sin mas. Pero
ella era de un poco un preámbulo, aunque sea mínimo, antes del
sexo.
-¿Tienes algo para beber?-Pregunto la
rubia.
-Si.-Fue a buscar algo y volvió, un
momento después, con una botella de sidra frutada y dos vasos.-Aquí
tienes. Lleno ambos vasos, el de la dama un poco mas.
-Por ti.-Brindo el.
-Y por ti.-Brindo ella.
Ambos vaciaron su vaso casi de un
sorbo. La mujer se estremeció un poco por la sensación del alcohol
en su garganta y el burbujeo. Suspiro y sonrió. Miro a su alrededor
donde noto un piano. Tras dejar el vaso sobre una mesa se acerco al
instrumento. El hombre bebía, lo que le quedaba de sidra, mientas la
observaba caminar hacia el piano. Sin lugar a duda era hermosa aun
vista de espalda. Con su vestido sexy, su cabello rubio y su andar.
Cuando comenzó a interpretar una
pieza el caballero se sentó en un sofá y cerro los ojos. Dedico el
siguiente rato a escuchar. Con los ojos cerrados sus mente se
centraba únicamente en oír la música. Una pieza suave y
obnubilante, como solo tocando un piano se lograría, capaz de
hacerlo soñar. Solo movía las manos al compás de las notas del
piano. Cada vez se hundía mas en una ensoñación.
Mientas mas cerca estaba el final de
la partitura mas suave se volvía la música. Así hasta que, casi
sin darse cuenta, la pieza llego a su fin.
Lentamente abrió los ojos. Miraba al
frente extremadamente embobado por lo que La Compañera acaba de
interpretar. Giro la cabeza y la vio, sentada ante el instrumento,
pero con la cabeza volteada mirándolo.
Se puso de pie y dirigió hasta donde
estaba la botella de sidra, vaso en mano, escuchándose solamente las
pisadas de sus zapatos de tacón. Para ese momento de reciente
silencio ese ruido, solamente, parecía aun mas fuerte. Ella se dio
cuenta ya que, tras llenar su vaso y antes de volver sobre sus pasos,
se descalzo. Mientras volvía en dirección al piano las pisadas de
sus pies descalzos eran casi imperceptibles.
Durante uno o dos minutos el educado
señor se limito a ver a la rubia beber. Entre sorbo y sorbo le
sonreía. Tras terminar su bebida, y dejar el vaso a un costado, se
quedaron mirando por un rato. El caballero en el sillón y ella
sentada con el piano a su espalda.
Lentamente la mujer desato las ataduras
de su vestido, aumentando el escote, para dejar mas piel entre sus
pechos al descubierto. Paso su mano derecha, de arriba hacia abajo, y
con los dedos apuntando hacia abajo, entre sus senos acariciando su
piel. El hombre se agarro con fuerza de los apoyabrazo ante esa
erótica visión.
La mano de ella siguió bajando, hasta
meterse bajo su vestido, y llegar hasta su vientre. El se mordió el
labio inferior ante la lujuria.
La mano bajo aun mas hasta su pubis.
El comenzó a excitarse al notar que se estaba masturbando.
Echo la cabeza hacia atrás, cerro los
ojos y abrió un poco la boca mientras aumentaba el ritmo. El se
agarro con mas fuerza a los apoyabrazos y su pene empezaba a ponerse
erecto.
La Compañera se detuvo y abrio los
ojos para mirar fijamente a su anfitrión. Con la mirada aun clavada
en
el caballero saco la mano, de debajo del vestido, y la llevo
detrás de la nuca mientras la otra se metia por el escote y encima
del pecho derecho. Acto seguido desato el vestido para dejar
descubierto el pecho derecho, aunque estaba cubierto por su mano
izquierda. Después descubrió el lado izquierdo estando el pecho
izquierdo cubierto por el antebrazo izquierdo. Semejante erotismo
hizo que el expectante señor se inclinara un poco hacia adelante en
el sillon.
La dama se puso de pie y, tras pasar
frente al hombre, se dirigió hasta donde estaba la botella de sidra.
Para dirigirse al sofa ocupado bebiendo sorbos. Se ubico delante de
el, puso la botella en una mesita al costa do del sillon y con los
pechos tapados. El izquierdo por la mano derecha y el derecho por la
izquierda.
Ella sonriendo y el cada ves mas
excitado.
-Has lo tuyo querido.-Pidió ella.
Obedeció y la acerco a el. Comenzó
besando su vientre en torno al ombligo, lo cual hizo que ella riera.
Fue subiendo por su cuerpo de a poco y poniéndose en pie.
Al llegar a la altura del pecho la
miro a los ojos. La rubia entendió y aparto sus manos, poniéndola
detrás de su cintura. La erección fue total cuando pudo contemplar
sus grandes, redondas y firmes tetas. Acto seguido hundió su rostro
entre sus pechos.
El anfitrión besuqueaba entre sus
senos mientras la agarraba con fuerza del trasero. La invitada echo
cerro los ojos para centrarse en sus besos y las manos en sus nalgas.
Después se dedico a chupar, lamer, morder y empapar en saliva el
pecho izquierdo. Después lo hizo con el derecho.
Finalmente acerco su rostro al de ella
para besarle los labios. Saboreo su boca con aroma a fruta y alcohol,
mientras tanto la mujer le desabrochaba y bajaba el pantalón.
Se separaron un instante lo suficiente
para desvestirse. El se quito el pantalón, calzado y ropa interior y
ella el vestido y la bombacha/bragas. Se miraron el uno al otro y
excitaron aun mas. Con el fuerte cuerpo y el pene erecto de uno y los
pechos y pubis húmedo de la otra.
El amante alzo alzo a su amiga-amante
el brazo derecho bajo sus nalgas y el izquierdo alrededor de los
hombros, mientras ella le rodeaba la cintura con las piernas y los
hombros con los brazos. Se besaron con pasión mientras se movían
hacia la pared.
Una vez que La Compañera se vio
“aprisionada” con la espalda contra la pared y su amante en
frente comenzaron. Por fin pudo penetrarla, sentir su vagina húmeda
y cálida con la cabeza hundida entre sus tetas gigantes. La rubia
gemía con las estocadas, al mover la cadera de adelante hacia atrás,
y la forma casi desesperada que jugueteaba entre sus pechos.
Era un placer infinito para los dos.
Los grandes pechos y la boca besuqueando y chupando, la vagina húmeda
y el pene firme, la tersa piel femenina y el masculino cuerpo, el
trasero de ella y las manos de el, el teniéndola a su merced y ella
aprisionada entre un caballero y una pared. El calor, el sudor, el
sexo y la lujuria.
Cuando por fin llegaron al clímax
ambos gimieron y rieron. Mientras el semen se derramaba por la vagina
húmeda.
Se quedaron así por un rato hasta que
se sentaron en el suelo Se dieron un largo beso y acariciaron por un
rato.
-¿Con sed?-Pregunto el hombre cuando
la vio ir a buscar la botella de sidra.
-No. Es para ayudarme a pasar todo.-
-¿?-
Se dio cuenta de que se refería cuando
introduzco su pene, semierecto, en su boca. Lo lamió en su totalidad
he hizo que volviera a ponerse erecto. Echo la cabeza hacia atrás y
gimió por el inesperado sexo oral. Su lengua era muy traviesa y su
boca cálida.
Una vez que acabo, y que el miembro
quedo limpio, trago todo y después le dio un sorbo a la bebida.
La mujer se arrodillo delante de su
anfitrión y le sonrió, botella en mano. Y de repente el hablo.
-Acabas de hacerme darme cuenta de
algo.-
-¿Que cosa cariño?-
-Que aun me queda un poco mas.-
-¿Un poco mas de que?-
No necesito responder con palabras. Ya
que el hizo que se diera vuelta, al punto que la botella se cayo y
derramo casi todo su contenido, y apoyara sobre manos y pies,
posición de “perrito”. Para acto seguido ubicarse detrás,
tomarla de la cintura, y penetrarla como una animal desesperado. Y
por segunda vez derramo su semen en su interior, esta vez hasta la
ultima gota.
Tras acabar, por segunda vez, limpio
su pene con la boca. Sintiendo el miembro firme con su lengua y el
sabor del semen y la humedad del sexo femenino. Y volver a tragar y
dar un sorbo de la poca sidra que quedaba en la botella.
Quedaron arrodillados, frente a
frente, completamente desnudos, y con algo de sudor sobre el cuerpo.
-No esperaba que aun tuvieras para
darme.-Comento jocosa La Compañera.
-Lo que pasa es que eres muy excitante.
-Respondió su amante-Ademas de que uno debe, si o si, estar a tu
nivel.